En la calle (1987) Gracia Barrios

Del cambio de ministro hacia una nueva estrategia social y sanitaria

en Coyuntura

Al momento de escribir esta columna, Chile lidera a nivel mundial la tasa de contagios ajustados por población[1] y ocupa el lugar 21 en el mundo en mortalidad acumulada por millón de habitantes[2], sin considerar aún la totalidad de muertes atribuibles a SARS CoV-2 que se informaban a la OMS pero se le ocultaban a la ciudadanía[3]. A todas luces esto es un desastre y por eso resulta preocupante que el recién asumido Enrique Paris plantee un “ministerio de continuidad”[4], mientras Jaime Mañalich abandona el gobierno por la puerta ancha acompañado de no pocos elogios a su gestión.

¿Por qué ha fracasado la estrategia del gobierno? Sin entrar en detalle, podemos mencionar la ineficacia de una cuarentena en comunas populares marcadas por el hacinamiento y la necesidad de salir a las calles para ganarse el sustento diario[5], la incapacidad para hacer un seguimiento estricto a casos y contactos que permitiera cortar la cadena de transmisión[6] y la serie de mensajes que invitaban a la población a una “nueva normalidad” o “retorno seguro” como medida de reactivación económica en momentos en que estábamos lejos del peak de contagios. Dos factores atraviesan estas causas y permiten explicar las razones de fondo: el predominio de un modelo de salud de matriz biomédica y foco “hospitalocéntrico” por sobre una estrategia basada en la prevención (énfasis en la compra de ventiladores mecánicos y conversión de camas asignando un rol secundario a la Atención Primaria) y el paradigma neoliberal que atraviesa toda política pública en Chile, bajo el cual se privilegian los intereses de grandes grupos económicos por sobre el bienestar de la población. Incluso, la irresponsabilidad de ciertas personas que insisten en romper la cuarentena sin motivos urgentes que lo justifiquen, se puede explicar en parte, en el individualismo exacerbado que predomina en una sociedad atravesada por los patrones culturales que impone el neoliberalismo.

De ahí que diversos actores han insistido con que el cambio de ministro debe acompañarse de una nueva de estrategia. ¿Y en qué se debe traducir ese cambio de estrategia? Primero, en asegurar condiciones que le permitan a la población sostener una cuarentena con dignidad. Sin duda esto pasa por asegurar una renta adecuada a trabajadores/as formales e informales, pero esto debe acompañarse de otras medidas que disminuyan los gastos y el endeudamiento de las familias, como por ejemplo el congelamiento de créditos educacionales, hipotecarios o de consumo y el control de precios en artículos de primera necesidad. Otra cosa es quién asume el costo de estas transferencias y, en un país profundamente desigual como el nuestro, se deberán buscar mecanismos para que el peso de la crisis económica y social que se desprenden de la crisis sanitaria, recaiga sobre los sectores más acomodados de la población. Segundo, urge una democratización en el manejo de la crisis creando instancias de cogestión que vayan más allá del carácter consultivo de la actual Mesa Social, con participación de la comunidad científica y actores sociales relevantes, diversificando su composición y permitiendo la participación de organizaciones hasta ahora excluidas[7]. Y en lo estrictamente sanitario, no basta con anunciar que la trazabilidad de los casos estará a cargo de la Atención Primaria, tal como han señalado diversos actores vinculados con este nivel de atención[8]. Esa tarea debe acompañarse de recursos económicos, mayores atribuciones que les permitan a los Centros de Salud Familiar el control directo de los cupos en las residencias sanitarias mientras además se aseguran los elementos de protección personal para todos/as los/as trabajadores/as que se desplegarán por el territorio. Al poner el foco en la Atención Primaria, también podremos desplegar una estrategia preventiva que traduzca las medidas de aislamiento físico y autocuidado a la realidad cultural y social específica de cada territorio. 

Pero más allá del manejo de la pandemia, hoy en día se abre la posibilidad de trazar algunas de las transformaciones estructurales que requiere el sistema de salud y la seguridad social en general. Y acá me quiero detener en dos aspectos fundamentales.

Primero, bastante se ha hablado de que actualmente el sistema público y privado funcionan como una red única e integrada. Esto es parcialmente cierto, ya que por ejemplo, el esfuerzo que están haciendo los hospitales públicos para aumentar su capacidad de respuesta es bastante mayor al realizado por las clínicas privadas.[9] Pero independiente de esto, el funcionamiento en red viene a demostrar las ventajas de la integración de los prestadores de salud, que podrían maximizarse bajo un Sistema Único de Salud de propiedad pública y cobertura universal, que al eliminar el lucro de los actores privados, nos permitiría reorientar la totalidad de los recursos que se destinan a salud a satisfacer las necesidades de la población, evitando el uso irracional de prestaciones en las que cae el mundo privado, ya sea presionado por la búsqueda de utilidades o por la lógica de “cliente que exige un servicio” con la que acude la población que se atiende en clínicas. Un sistema de estas características funcionaría bajo una lógica solidaria y redistributiva, donde la población joven, con menos enfermedades y mejor situación económica contribuiría en mayor medida, mientras equitativamente, todas y todos, independiente de nuestros ingresos, tendríamos la misma oportunidad de acceder a un sistema de salud de calidad.

No obstante, existen otras necesidades vinculadas al bienestar de la población que aunque se relacionan con el sistema de salud, lo superan ampliamente, y en este plano la pandemia ha demostrado la importancia de las labores de cuidado en todos los niveles. Ya sean los adultos mayores dependientes, las personas en situación de discapacidad, los/as niños/as y jóvenes que requieren del cuidado de los adultos, o cualquier persona que se enferma y necesita transitoriamente del cuidado de otros/as, esta responsabilidad no puede recaer exclusivamente en las familias y particularmente en las mujeres. Son ellas quienes se están quedando cesantes de manera más acelerada y en quienes se ha recargado aún más las múltiples tareas de cuidado del hogar y de personas dependientes, lo que además se acompaña de un aumento de la violencia en las condiciones de encierro obligado[10]. Por tanto, es urgente avanzar en la socialización de estas tareas, lo que no pasa solamente por su redistribución al interior de los hogares, sino que se requiere la construcción de una institucionalidad pública, que podría tomar la forma de un Sistema Plurinacional[11] de Cuidados, articulado con el Sistema Único de Salud, donde la sociedad en su conjunto asume como propia esta responsabilidad, generando infraestructura y redes financiadas con recursos públicos que den cuenta de estas necesidades, mientras en paralelo cuestionamos aquellos roles de género históricamente asignados. En momentos en que se visualiza un panorama sombrío para el corto plazo, aun estamos a tiempo de enmendar el rumbo y no sólo evitar un desastre mayor, sino también, empujar desde el mundo social organizado, aquellas transformaciones que nos permitan retomar ese camino hacia una nueva sociedad, que empezó a vislumbrarse con fuerza desde la revuelta de octubre.

Notas


[1] https://ourworldindata.org/grapher/new-covid-cases-per-million

[2] https://www.worldometers.info/coronavirus/

[3] https://ciperchile.cl/2020/06/13/minsal-reporta-a-la-oms-una-cifra-de-fallecidos-mas-alta-que-la-informada-a-diario-en-chile/

[4] https://www.elmostrador.cl/dia/2020/06/13/ministro-de-salud-enrique-paris-llamo-al-dialogo-a-todo-el-ambito-de-la-salud-a-reunirse-y-a-trabajar-en-conjunto/

[5] https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/06/06/estudio-de-la-u-de-chile-revela-que-desigualdad-social-se-reproduce-en-cuarentena-movilidad-disminuyo-30-en-comunas-populares-vs-50-en-las-mas-acomodadas/

[6] https://ciperchile.cl/2020/05/29/falla-pieza-clave-para-contener-el-virus-acta-interna-del-minsal-revela-graves-problemas-en-la-trazabilidad-de-casos/

[7] A modo de ejemplo, sí o sí deben estar representadas además del Colmed, otras organizaciones de trabajadores/as de la salud que conocen directamente los problemas por los que atraviesa el sistema, como la Confusam o los gremios que agrupan a profesionales y trabajadores/as no médicos.

[8] http://www.colegiomedico.cl/reconocimiento-recursos-y-atribuciones-para-la-atencion-primaria-de-salud-como-actor-estrategico-en-el-enfrentamiento-de-la-pandemia-covid-19/

[9] https://ciperchile.cl/2020/05/20/la-batalla-de-las-camas-criticas-las-cifras-que-alertaron-al-minsal-sobre-el-escaso-aporte-de-las-clinicas/

[10] https://www.latercera.com/pulso/noticia/covid-borra-10-anos-de-avance-de-insercion-laboral-femenina-y-amenaza-con-ir-por-mas/PPUADKWPCJEQBLC3IC4I7CR7WY/

[11] Tomamos el concepto de plurinacional siguiendo la definición asumida por la Coordinadora Feminista 8M: “en el territorio existimos identidades y pueblos diversos, con cosmovisiones propias, como el pueblo nación mapuche que reivindican su nación, soberanía y autodeterminación del Estado burgués chileno”, Síntesis General Encuentro Plurinacional de las y les que luchan, disponible en http://cf8m.cl/wp-content/uploads/2020/03/demandas-epdlql-cf8m.pdf.

Autor/a

Médico Hospital San Juan de Dios.
Activista en Movimiento Salud para Tod@s

2 Comments

  1. No se, si será prudente un comentario dónde expresare algunas dudas pero tu me conoces, – primero. – No conozco un país que tenga un sistema de prevención para combatir una pandemia. -segundo. -cuanto seria el monto que debería recibir un hogar para soportar la pandemia de manera digna, ya sea un hogar de un trabajador, un colero, un ambulante, un pensionado, etc, tercero, como se financiarán las empresas de consumos básicos, -como luz, gas, agua. Si estas empresas congelan los cobros de consumo, -de donde van a sacar recursos para pagar sueldos, pagos a contratistas que hacen reparaciones y dineros para comprar insumos.- cuarto, – en cuanto a las deudas de la gente, no es lo mismo una deuda educacional (que debería costo del estado) y una deuda por crédito de consumo, podría ser para adquirir un artículo no esencial, quinto, -en cuanto a la regulación de precios esto depende de la producción, ahora si el producto es importado, este variará según el valor del dólar,sexto, – que el costo de la pandemia lo paguen los más acomodados. Todo el mundo lucha por tener una vida más cómoda,por lo tanto esto me parece ambiguo. Se podría decir que los que poseen un capital superior a tantos miles de pesos, deben aportar equis cantidad de dinero o pagar un impuesto de tanto, séptimo,-se propone una mayor cantidad de actores de delantal blanco para resolver el problema de la pandemia, algo así como una asamblea. Creo que por ese lado no va la solución, porque pasaría lo mismo que pasa en nuestro grupo, en donde dos o tres toman las decisiones, porque todo se traslada al pensamiento político, octavo, – en cuanto a un sistema único de salud, esto sería bueno pero, en los once años que tuve que ver con la salud, – casi todos los médicos ansiaba tener su propia consulta médica, porque casi todos servían algunas horas en clínicas privadas
    En cuanto que los jóvenes con más recursos que estarían dispuestos a financiar el sistema universal y único de salud,es una utopía.

    • Hola Jaime, muchas gracias por leer la columna y compartir tus comentarios. Primero que todo, me parece importante puntualizar que el texto que publiqué no es una propuesta acabada que busque dar con todas las soluciones, sino más bien, intento contribuir a una discusión en la que múltiples actores sociales, en base a sus experiencias y ámbitos de acción, podrían plantear alternativas encaminadas a resolver la crisis social y sanitaria. Sobre los puntos que planteas, intentaré responder brevemente:

      1. Aunque nadie tenga un “sistema de prevención para combatir una pandemia”, cuando la epidemia llega a Chile, existía ya una experiencia en China y en Europa, que podría haberse utilizado para tomar medidas que contuvieran a tiempo los efectos de la enfermedad. Por ejemplo, en general, los países que asumieron cuarentenas efectivas en forma temprana, muestran hoy en día mejores resultados que quienes no lo hicieron.

      2. Se ha propuesto desde otros actores una renta de 460.000 pesos para una familia de 4 integrantes. También se ha utilizado como variable el porcentaje de recursos que las familias habitualmente destinan para satisfacer sus necesidades básicas, que por ejemplo, en el tercer quintil, corresponde al 60% de sus ingresos. Lo importante es asegurar efectivamente las condiciones para solventar una cuarentena en condiciones dignas, el monto en dinero específico corresponde a una discusión más técnica que no me parece pertinente detallar por acá.

      3. Sobre las empresas vinculadas a necesidades básicas, es parte de una discusión más profunda, donde habrá que revisar por ejemplo, cuánto de los ingresos que obtienen se traducen en utilidades para sus dueños. Por ejemplo, Enel Chile, filial de una multinacional Italiana, reporta en los últimos años utilidades que van entre los 80.000 a los 350.000 millones.

      4. De acuerdo con que no es lo mismo un crédito educacional y otro que corresponda a un bien superfluo. El detalle eso sí, también corresponde a una discusión técnica en la que no me parece necesario profundizar por ahora. Lo importante es precisamente el punto que preguntas a continuación, sobre quién asume el costo de la crisis social y sanitaria y estoy de acuerdo con que hablar de los “sectores más acomodados” puede sonar ambiguo. De manera más precisa, el costo debe recaer sobre el gran capital y sobre quienes ostentan las principales fortunas del país, por ejemplo, el 1% más rico de la población.

      5. El manejo democrático de la crisis me parece esencial, no pasa sólo por incluir “mas actores de delantal blanco”, tiene que ver con darle un espacio con capacidad para incidir a múltiples organizaciones sociales y académicas que poseen experiencia y argumentos técnicos y científicos con los cuales aportar a buscar las mejores soluciones. Tal como dices tú, “todo es político” y efectivamente, el desastre en el manejo de la crisis por parte del gobierno, responde a una política premeditada de mostrar un falso éxito en su gestión junto con favorecer los intereses de grandes grupos económicos por sobre los de la población.

      6. Existen muchos médicos que piensan en maximizar sus ingresos y tiene que ver con los valores predominantes del modelo de sociedad que rige en Chile y con sus orígenes sociales, y así también existen muchos profesionales que se dedican exclusivamente al sector público. Esto también forma parte de una disputa más amplia sobre el tipo de país que deseamos construir.

      7. El sistema único y universal no es una utopía. Suecia, Finlandia, Portugal, Reino Unido, son algunos de los países con sistemas de salud donde lo público es hegemónico. El detalle de cada uno de esos sistemas también es parte de una discusión más compleja que no da para detallarlo por acá.

      Te agradezco nuevamente tus comentarios, lamento responder en forma tan escueta, pero muchas de las cosas que planteas sería necesario abordarlas con detalle y en profundidad, lo cual escapa al objetivo inicial de la columna.

      Un abrazo

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