Reflexiones desde el Frente Amplio sobre la segunda vuelta

en Coyuntura

El principal logro del Frente Amplio en esta coyuntura ha sido la instalación del clivaje continuidad v/s cambio del modelo en el campo político. Logro que es aún endeble y que discusiones como las de la segunda vuelta pueden significar afianzarlo o desdibujarlo si no se abordan con complejidad debida. En este caso, la dificultad está dada porque a pesar de la introducción de esta nueva polaridad, pervive y sigue siendo principal aquella que separa a la Nueva Mayoría de Chile Vamos.

Si no lo hacemos bien podemos caer, de un lado, en una subordinación al progresismo neoliberal o, de otro, en una rápida descapitalización de lo que se ha ganado.

Caemos en lo primero[1] si el Frente Amplio aparece con ansiedad buscando un acuerdo con la Nueva Mayoría si esta no muestra disposición a recoger nuestras propuestas programáticas, o si creemos, ingenuamente, en promesas programáticas. Sabido es el compromiso de la continuadora de la Concertación con los intereses de las clases dominantes[2].

Caemos en lo segundo si de manera anticipada y sin un mayor diálogo sobre los contenidos o con los principales incumbentes del mundo social nos negamos a votar por Guillier. El FA más allá de sus creencias, sabiendo que su electorado no le pertenece, debe mostrarse abierto al intercambio de ideas sobre cómo Chile avanza, de lo contrario es probable que nos pasemos dando explicaciones hasta después de la segunda vuelta.

Uno de los principales logros del progresismo neoliberal de cara a la segunda vuelta y que ha tenido amplia recepción en el Frente Amplio ha sido centrar el debate en lo terrible que sería un eventual gobierno de Piñera. A esta altura los llamados a la responsabilidad -de los mismos que pactan con los narcos en los municipios y han entregado la riqueza de nuestro pueblo a los capitales extranjeros- no deberían marearnos tanto. De la misma manera, debería tenernos sin cuidado un volátil y diverso antipiñerismo que va desde Ossandon hasta el PC. La pregunta para las y los frenteamplistas debería estar puesta en aquello que nos hace avanzar, no en evitar aquello que “nos hace retroceder”.

Desde esa perspectiva, nuestra principal preocupación debe ser consolidar una fuerza propia con capacidad de superar al pacto de la transición. Dicho objetivo es indisociable de la afirmación de un proyecto post-neoliberal y de la desarticulación de las fuerzas del viejo orden. Debemos poner el acento en el diálogo con la fuerza social organizada y en defender las principales apuestas programáticas del Frente Amplio.

Lo que Chile y sus pueblos necesitamos, no es evitar que llegue Piñera a la Moneda, necesitamos ponerle término al bloque en el poder que sostiene el neoliberalismo hace 40 años. Eso lo único que debiera motivar al Frente Amplio a llamar a votar.

Le corresponderá entonces a la Nueva Mayoría explicitar a qué convoca y a nosotros mostrar sus limitaciones de la mano de un diálogo directo y estrecho con los principales actores sociales que corresponda en cada caso. Ante cada anuncio, en vez de caer en una discusión internista, nuestras principales referencias deberían reunirse directamente con la Coordinadora No + AFP, la Confech, el Colegio de Profesores, la disidencia sindical, la Coordinadora Ni una Menos a evaluar las propuestas, desnudar sus falencias y llamarlos a subir la apuesta[3]. En esa clave, a aquélla le será imposible salirse de los límites que le impone la política transicional.

Más que buscar un tensionamiento de los sectores laguistas con los escasos sectores de izquierda de la NM, será una oportunidad para repasar, uno a uno sus puntos débiles. Los casos de corrupción, su endogámica relación con la élite, sus vínculos con el narcotráfico, su complicidad con la impunidad, su subordinación a los grandes capitales, su colonial actuar en la Araucanía/wallmapu, entre otros tantos. Será momento de mostrar que tratar de construir un acuerdo que abarque desde la DC hasta el Frente Amplio es imposible. Destacados miembros de ese partido se han encargado de dejarlo en claro. Sin mucha presión ya han explicitado que están por mantener las AFP y no condonar la deuda del CAE.

Por todo esto no caben llamados a votar por Guillier, llamados a votar contra Piñera o cualquier otra intrincada fórmula que conceda un subsidio al clivaje del antiguo régimen. La diversidad y la falta de unidad política del FA hace razonable pensar en una fórmula abierta que no implique un llamado en particular, lo cual no evitará que varios de sus personeros voten por la NM, sin embargo esto no es lo más relevante. Si jugamos lo que queda de aquí al 17 de Diciembre de buena manera, habremos consolidado las ideas fuerzas de un programa post neoliberal, fortaleciendo nuestra relación con el movimiento social y desnudado el falso carácter transformador de los principales constructores de la hegemonía neoliberal.

 

[1] Como lo han hecho el presidente de la Fech, la presidenta de la Feuc y Carlos Ruiz.

[2] No olvidemos que hace unos pocos meses la mitad de ésta se desvivía por llevar al principal exponente de la actualización del modelo como candidato presidencial.

[3] Esto último no es menor porque también marcará el carácter de la oposición que deberá ejercer el FA en el próximo gobierno, mucho más cercano a las movilizaciones y luchas del pueblo que al parlamentarismo.

Autor/a

Militante Movimiento Autonomista e integrante del Zonal Cordillera No+AFP.

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